lunes, 17 de junio de 2019

La reestructuración política de España en 2019

En España ha habido dos elecciones importantes en lo que va del 2019: 1) Las elecciones generales y 2) las elecciones autonómicas y municipales. El resultado de ambos procesos ha generado una situación política ambigua pues a nivel Estado-español el bloque de izquierda (PSOE-Unidas Podemos) junto con algun partido independentista pueden lograr la investidura de Pedro Sánchez y con ello avanzar hacia la democratización y el respeto a los derechos sociales. Pero a nivel local y autonómico la caída electoral de Podemos y el avance de las tres derechas (C's, PP y Vox) llevará a que la derecha gobierne en varios lugares, abriendo así las puertas al neofascismo.



Pese a su división y competencia electoral, las tres derechas han pactado para gobernar en varios lugares. Este será el caso de la ciudad y la comunidad autonómica de Madrid donde la derecha vendrá con todo para revertir los logros de Manuela Carmena, que van desde el manejo responsable de las finanzas públicas (logró superávits importantes mientras la derecha endeudaba), frenó la especulación inmobiliaria, fomentó el respeto a la diversidad (sexual y étnica) y tomó medidas ecológicas para reducir la contaminación (como Madrid central). Pero estos avances han sido caracterizados por la derecha como una "pésima gestión del ayuntamiento" por sus "sesgos ideológicos" y tendencias "populistas".

La derecha española está generando una nueva agenda de ciudad que viene con todo contra los migrantes, los homosexuales, los okupas, los manteros y en general los derechos sociales... ya lo anunciaron. Es probable que el movimiento de las calles se tenga que reactivar. Nuevamente la izquierda de Madrid estará a la defensiva. Acá la reacción avanzó a nivel local y autonómico.

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Sin embargo, a nivel nacional quienes avanzaron fueron los del bloque progresista con un PSOE podemizado desde hace algunos años (Pedro Sánchez fue astuto y logró derrotar a los varones conservadores de Felipe González para dar al PSOE un viraje hacia la izquierda), y un Unidas Podemos muy debilitado pese a su logro histórico de haber iniciado el fin del bipartidismo y haber puesto en jaque al régimen del 78. Sin embargo, pese a sus logros históricos Podemos se hundió entre sus pugnas internas, el conflicto independentista catalán y los grandes errores mediáticos de Pablo Iglesias (como el Chalet en Galapagar así como los bandazos de sus declaraciones). En medio de los nacionalismos y de pugnas internas Podemos se fue aislando cada vez más de la gente.

MasMadrid, encabezado por Íñigo Errejón y Carmena, irrumpió con mucha fuerza y creatividad. Despertó la ilusión de muchos (incluida la mia). Pero fue insuficiente para lograr revertir el avance de la derecha en Madrid. En muchos otros lugares pasó lo mismo: Podemos cayó. Sólo quedan algunas ciudades bastión de izquierda como Cadiz y Barcelona, gobernadas por Kichi (de los anticapis) y por Ada Colau (de Barcelona en comú). El resto de las grandes ciudades se perdieron. Así pues en España lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de irse. Y en medio están saliendo los monstruos, como es el caso de la normalización de la ultraderecha personificada por Vox.

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Está por verse aún hacia dónde caminan las tendencias sociopolíticas, pues todo está abierto a cambios.

martes, 11 de junio de 2019

¿Qué tanto cambiará la situación de los migrantes centroamericanos con el acuerdo AMLO-Trump?

Me parece que era muy difícil mantener la posición de dejar pasar a los inmigrantes y no deportarlos pues se trataba de una situación legal irregular e insostenible en el largo plazo dado el cierre de fronteras impulsado por Donald Trump en Estados Unidos. Tarde o temprano se iba a generar un problema para México, a pesar de que México no es el responsable de esta migración pues ni es país destino de la migración, y ni ha contribuído a desquiciar las economías centroamericanas (o a desestabilizar gobiernos) como si lo ha hecho el gobierno de Estados Unidos durante décadas. Pero lamentablemente hay consecuencias no deseadas también para nuestro país que se tienen que evaluar y asumir para solucionarlas.

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Este cierre de fronteras de Trump lo que hizo fue crear cuellos de botella en la frontera norte mexicana donde se fueron aglomerando centenares de miles de inmigrantes procedentes de diferentes partes del mundo, la mayoría centroamericanos. ¿Qué hacer con los inmigrantes? Lo más razonable sería que los Estados Unidos los dejasen pasar y se hicieran cargo de ellos. Pero esto no va a pasar. No ha ocurrido ni con Clinton, Bush ni Obama quienes han perseguido y deportado masivamente a los migrantes en su país. Menos aún ante Trump. Parece que lo razonable simplemente no tiene posibilidad alguna dentro de las administraciones norteamericanas, y menos aún ahora dado el comportamiento imprevisible y los golpes de mano de Trump.

Las acciones de Trump han generado un problema para México: ¿Qué hacer con los inmigrantes centroamericanos que no pueden cruzar hacia los Estados Unidos? Es un tema muy complejo porque la mayoría de los centroamericanos no quieren quedarse en México. Ellos sólo están de paso. Además hay poco que ofrecerles, dado que México es un país pobre, con una economía devastada por décadas de aplicación de políticas neoliberales y con lugares donde la violencia es extrema (igual o peor que en centroamérica). ¿Qué hacer? Este problema no puede resolverse fácilmente. En todo caso lo que se requiere es una solución integral e internacional que rebasa al gobierno mexicano. Se requiere algo equivalente a un plan Marshall para echar a andar las economías centroamericanas (incluída la del sureste mexicano) para así disminuir las fuerzas centrífugas que expulsan a la población pues lo que hay de fondo es que huyen de la pobreza, el desempleo y la consecuente descomposición social. Es evidente que se requiere de impulsar el crecimiento y el desarrollo económico en esas regiones. Esta parte es de lo poco rescatable del acuerdo AMLO-Trump, quien ha reconocido la necesidad de desarrollar proyectos que impulsen el crecimiento económico en la región.

Por otro lado, la situación de los migrantes centroamericanos ha sido deplorable desde hace décadas. Esto no es nada nuevo (aunque parece que hay intelectuales que apenas se dan cuenta de ello). Los migrantes centroamericanos han tenido un viaje infernal, dantesco, en México. A muchos migrantes los han estado robando, extorcionando, violando, asesinando, secuestrando y desapareciendo en fosas comunes en México. En los sexenios anteriores (encabezados por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto) los zetas generaron violencia extrema contra mexicanos e inmigrantes en diversas partes del país. Así que cualquier cosa que digan los gobiernantes y simpatizantes del PRI, PAN y PRD sobre la supuesta falta de compromiso del gobierno de AMLO con los derechos humanos es pura y llana hipocresía. Esos gobiernos nunca se preocuparon por los derechos humanos de los centroamericanos. Hoy lo único que hacen es sacar tajada política de esta sensible situación. Es una verguenza.

Con los acuerdos AMLO-Trump la situación infernal de los migrantes centroamericanos no va a cambiar mucho. Quizá lo único que va a cambiar es que los narcos mexicanos tendrán menos presas en el territorio nacional y que los cuellos de botella que ya hay en ciudades mexicanas fronterizas (donde se concentran grandes cantidades de migrantes) se trasladen a Guatemala en el mediano y largo plazo. Pero se trata de unos acuerdos que ni mejoran ni empeoran la situación global, general, de los migrantes centroamericanos. Aunque haya cambios concretos específicos: Los que se quedarán en Guatemala (ante la barrera militarizada que levantará la Guardia Nacional en la frontera sur mexicana) evitarán el infierno mexicano ya vivían a su paso, y muy probablemente sufran de otro infierno (aún incierto, aún indeterminado) en la frontera sur.

lunes, 10 de junio de 2019

Hegel, Marx y Schopenhauer

Hegel, Marx y Schopenhauer son tres de los más importantes filósofos del siglo XIX. Hegel fue el desarrollo más acabado del idealismo alemán. Interesado por el tema de la libertad, junto con Fichte y Schelling, realizan una crítica a Kant tratando de desarrollar una idea de sujeto epistémico. Fichte habló sobre la constitución del yo. Hegel sobre la constitución de la "idea" y, junto con Schelling, sobre el espírituo absoluto OBJETIVADO. Hegel era un idealista objetivista, pues pensaba que las ideas podían adquirir una realidad objetiva mediante la praxis (la síntesis entre teoría y práctica). 

Pensaba que en el mundo la razón se iba imponiendo (teórica y prácticamente), hasta culminar con el espíritu absoluto, la sociedad civil burguesa donde "todo lo que es real es racional y todo lo que es racional es real". Describe un proceso histórico lleno de drama donde el ser va purificandose y, al conseguir llegar al espíritu absoluto, de pronto se suspende el paso de la historia. La revolución francesa es un ejemplo de lucha dialéctica, violenta, donde el viejo régimen es negado por su contrario, la naciente clase burguesa que va gradualmente desarrollando un nuevo orden social. Este órden se objetiviza en las leyes, como es el caso del código civil napoleónico. Hegel era un triunfalista. Sin bien pensaba que los movimientos de la historia eran como un espiral, con avances y retrocesos históricos, al final la humanidad iba avanzando gradualmente hacia el progreso y la modernidad. 

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Después de Hegel surgieron muchas intertepretaciones de su obra. Surgieron los hegelianos de izquierda y de derecha, pero también hubo un retorno a Kant. Surgieron los neokantianos, y en ese contexto la obra de uno de los principales rivales de Hegel, me refiero al trabajo de Arthur Schopenhauer, adquirieron gran notoriedad. Schopenhauer escribió su obra casi en el mismo tiempo en que Hegel era el filósofo más importante de Prusia (reconocido incluso por el canciller Otto Von Bismarck). Schopenhauer era profundamente hostil a Fichte, Schelling y Hegel, quienes prácticamente le parecían unos charlatanes que no aportaban nada a la filosofía. Él, Schopenhauer, decide centrarse en estudiar de manera cuidadosa la obra de Kant y desarrollar su propia crítica. Mientras que los tres primeros autores tendieron a ir hacia un filosofía centrada en la constitución del sujeto (es decir, radicalizar la "revolución copernicana de Kant), parece que Schopenhauer se centró en otro problema: en la constitución del mundo del sujeto. Y en el proceso de abordar esta constitución del mundo (como voluntad y representación) Schopenhauer fue interesándose en el estudio de la filosofía antigua hindú y budista (los textos vedas y los upanishads), donde lo que le interesa teorizar no es tanto la "libertad" (que tanto preocupaba a Fichte, Schelling y Hegel), sino el sufrimiento. 

Schopenhauer era pesimista. Completamente lo opuesto a Hegel. Schopenhauer, contrario a Hegel, pensaba que nuestro mundo era completamente irracional, sin lógicas objetivas, absurdo, sin sentido, que sigue una voluntad de vivir que es ciega (desde las bacterias, animales y plantas hasta el ser humano), donde la "felicidad" es simplemente ausencia de dolor y sufrimiento. Para Schopenhauer una vez que logramos la felicidad nos aburrimos, pues el ser humano es insaciable. Siempre quiere algo más. Se nota la influencia de la filosofía hindú y budista en él: el ser humano sufre siempre porque quiere lo que no tiene. Y cuando lo tiene siempre quiere algo más. Para Schopenhauer el ser humano es banal, vive vidas sin sentido, es egoísta y todo el tiempo un hombre supone ser el mal para otro hombre (los crimenes y asesinatos del hombre hacia el hombre son la tendencia natural, las guerras para Schopenhauer muestran esta "naturaleza humana"). Es el pesimismo puro y duro. Schopenhauer no plantea acción política alguna para poder transformar la sociedad (aunque si denunciaba las injusticias del mundo). Él piensa que básicamente no podemos hacer nada. La razón es impotente ante una voluntad que, precediendo a Freud, son pulsaciones negativas que nos hacen hacer cosas que no queremos (anticipo de la noción freudiana del inconsciente, dicho sea de paso, a Freud se le acusó de ser un mero refrito de schopenhauer lo cual negó rotundamente). En todo caso, lo único que podemos hacer para lograr la "salvación" es dedicarnos a una vida contemplativa, ya sea por medio del arte, o a una vida ascética. Nuevamente aquí se nota influencia de las filosofías orientales en Schopenhauer, quien además, fue un importante referente para Nietzsche y los existencialistas. Schopenhauer a su vez ya había anticipado la tesis heideggeriana de que el ser humano es un ser que vive con la angustia de que sabe que va a morir, y que es esta angustia la que vuelve necesaria la reflexión filosófica sobre la vida (la religión, para Schopenhauer, no es más que una forma de reflexión filosófica). El zaratustra de Nietzsche, el sábio persa que vivía una vida ascética y que luego bajó de la montaña para predicar, puedo haber sido también influenciado por la obra de Schopenhauer. Nietzsche tenía una gran admiración por ese autor, pero a diferencia de él quería hacer una afirmación de la vida. Nietzsche hablaba de "voluntad de vivir" muy influenciado por el concepto de voluntad de Schopenhauer, aunque referían a cosas distintas (sobre Nieszche no hablaré en este post). 

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Marx, en cambio, tenia una visión más equilibrada. No era ni un triunfalista (como Hegel) ni un pesimista (como Schopenhauer). Si bien Marx reconocia que en la historia hay grandes avances, incluso reconociendo que el capitalismo es un avance con respecto a sistemas sociales anteriores como el feudalismo, la persistencia del sufrimiento era algo que seguia reproduciendose en la sociedad burguesa, incluso a niveles escandalozos. Si bien el principal tema de Hegel era la libertad, y para Schopenhauer el sufrimiendo, para Marx el principal tema de análisis es la dominación y explotación. Marx quería entender cómo funcionaba el nuevo sistema social industrial que se estaba constituyendo frente a sus ojos. Por eso dedicó su principal obra, el capital, para estudiar la lógica objetiva que es inherente al sistema capitalista y que lo hace reproducirse, perpetuarse y expandirse por el mundo entero dominándolo todo. De ahí que Marx haga un cuidadoso estudio del sistema "en su estado puro", analizando todas las posibilidades que tiene el movimiento del capital social global, así como las posibilidades de acción que tiene el sujeto revolucionario. La obra quedó inconclusa, pero ya es un ejercicio de ciencia social que llevó a Marx a alejarse de temas estrictamente especulativos. Marx, a comparación de Hegel y Schopenhauer, es ya un científico que hace estudios empíricos tomando los hechos de la manera más seria posible (incluso avanza hacia la formalización matemática a diferencia de los otros dos). Comparte con ambos el uso de un tipo de construcción rigurosa de sus argumentos (la lógica aristotélica). La lógica interna del sistema de pensamiento de Marx, al igual que los de Hegel y Schopenhauer, son impecables. 

Para Marx la sociedad burguesa no es la culminación de nada y la historia seguirá abierta a los antagonismos sociales, a las contradicciones específicas del capitalismo (entre capital-trabajo, conflictos al interior de la clase capitalista, conflictos entre "capitales colectivos", o sea entre estados-nación etc. ). Marx nos recuerda todo el tiempo que el sistema capitalista es transitorio. No es absoluto ni eterno, y que la historia está abierta a ser escrita por la acción humana. Incluso las "leyes" que gobiernan el movimiento del capitalismo tienen sus causas contrarrestantes, por lo cual, estas son sólo tendencias. 

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La crítica al capitalismo supone un pesimismo sobre el mundo capitalista. Quizá en esto Marx se acerca a Schopenhauer. Pero la diferencia crucial es que Marx si creia en la agencia de los sujetos sociales, los trabajadores, que fueran capaces de decir basta y luchar por lograr la transformación social. Marx no era ingenuo. Quizá estaria de acuerdo con Schopenhauer en que la voluntad de vivir ciega ocurre dentro de la sociedad capitalista. Pero Marx lo formularia como un problema de dominación ideológica, donde el reto es dar una lucha a nivel ideológico para desmistificar las ideas de la clase dominante. Marx estaría deacuerdo con Gramsci: hay que dar la batalla por el sentido común. La voluntad en Marx puede ser autoconsciente (Marx cree que se puede construir la consciencia de clase), lo cual muestra que Marx sigue la tradición del idealismo aleman en una cosa: la confianza en la razón. Una razón puesta al servicio de la revolución (como Marcuse lo dijo a medidados del siglo XX).

Hegel le diria a Marx que su visión revolucionaria sólo generará caos y que pueden perderse los grandes logros conseguidos por la humanidad al abrirse periodos de lucha violenta. Schopenhauer le diria a Marx que es un ingenuo que, como el Quijote, quiere liberar esclavos que luego lo atancarán a pedradas. Gente que no merece ser ayudada por ser egoístas y que es la propia naturaleza humana la que lleva a la perpetuación del mal. Marx contestaria a Hegel que los compromisos éticos que él tiene con sus principios humanistas lo hacen estar del lado de los oprimidos (luchar contra los opresores sin importar las consecuencias, seguro Marx hubiera sido partidario de la teologia de la liberación del siglo XX), y a Schopenhauer que en política se tienen que tomar riesgos para defender la dignidad. Que si queremos escribir la historia hay que asumir los peligros de que incluso los oprimidos no queran ser liberados y sean hostiles a su propia emancipación. Ahi la lucha ideológica se vuelve relevante.

sábado, 8 de junio de 2019

Sobre la negociación Trump-AMLO sobre los aranceles y la migración

El resultado de la negociación Trump-AMLO sobre el tema de los aranceles y los inmigrantes no me sorprende. Las asimetrías de poder son enormes. Dos fuerzas desiguales en una mesa buscando llegar a acuerdos. Claramente Trump obtuvo lo que quizo: hacer que México se haga cargo de los flujos migratorios de la frontera mexicana del sur. Además de que obtuvo la compra de más productos gringos en México. Esto le dará puntos a su carrera por la reelección. 

¿Qué obtuvo AMLO? Sobrevivir, evitar ser aplastado, evitar el caos.. Su gobierno logró respirar en un contexto donde las reglas del juego del mercado capitalista estaban generando dinámicas de ahogo (ver las calificaciones de las consultorias). También logró sacar un acuerdo de que Trump va a promover planes de desarrollo en México y centroamérica para generar polos de desarrollo y con ello evitar más migración de centroamericanos (y mexicanos) a los Estados Unidos.

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No me queda claro si ese acuerdo es creíble (Trump puede prometer lo que sea, y luego echarse para atrás). Las opciones que tenía el gobierno mexicano eran dos: o buscar un pacto desventajoso con Trump para evitar la subida de los aranceles y con ello el desquiciamiento de la economía mexicana interna (sumamente debilitada y devastada por décadas de neoliberalismo), o entrar en una guerra arancelaria con Trump. ¿Le convenía México ponerse con sansón a las patadas en un contexto de debilidad económica? Claramente no. No se hubiera logrado nada (no somos una superpotencia como China y Rusia, desgraciadamente México tiene una dependencia comercial enorme que no cambiará de la noche a la mañana).

Y si, es lamentable lo que hará México con los centroamericanos. Pero el problema de la migración es un asunto internacional que con buenos deseos no se puede arreglar. Dejar pasar flujos migratorios que serán detenidos en la frontera sur de Estados Unidos podría haber desatado ahi una crisis de derechos humanos (en Tijuana ya había enormes problemas así). Ahora la "bolita" pasa de México hacia Guatemala, pues supongo que ahí estarán deportando a los centroamericanos, y ahí se van a concentrar los flujos migratorios tal cual cuello de botella... Ojalá que si se desarrollen los planes para promover el crecimiento económico en la región, así como la disminucion de la inseguridad y violencia de esos países. Yo pienso las principales causas de la migración masiva de centroamericanos es debido a la falta de oportunidades económicas (escapar de la pobreza, salarios miserables y desempleo) y la violencia (que se ha recrudecido con el narco y las pandillas).

Claramente la migración es algo inherente al capitalismo (y en general al genero humano desde que existen los homínidos, somos migrantes por naturaleza), pero en el contexto específico de ahora hace falta pensar en un plan similar al plan marshall (que reconstruyó la Europa devastada por la segunda guerra mundial) para reconstruir la economía de la región que décadas de neoliberalismo ha devastado.

viernes, 7 de junio de 2019

Reflexiones sobre marxismo y populismo

I.
El populismo ha sido un tema polémico desde que los narodnikis, los "amigos del pueblo", luchaban contra el zar en la Rusia del siglo XIX. Los narodnikis eran usualmente jóvenes que tenían una idea mistificada del pueblo, idealizándolo y buscando despertarlo para iniciar un proceso de lucha revolucionaria que terminara con la autocracia zarista. En ocasiones los narodnikis exageraban tanto el tema del folklor que cuando llegaban a las comunas rusas para llamar a los campesinos a la organización estos desconfiaban de aquellos locos. Lenin fue muy crítico de los populistas, sobre todo porque ellos no tenían claro el tema de la estructuración de las clases sociales que se da en el capitalismo y la consecuente lucha de clases que se da entre ellas debido a que los trabajadores y capitalistas tienen intereses materiales contrapuestos. Por ejemplo, los trabajadores quieren más salarios, más derechos sociales, menos horas de trabajo y mejores condiciones laborales, mientras los capitalistas quieren reducir sus costos laborales lo cual implica reducir salarios (reales o nominales según sea el caso), recortar derechos sociales para ahorrarse costos, hacer que los trabajadores trabajen más horas y más intensas (que aumenten su "productividad") etc.

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Marxismo y populismo no han tenido una relación fácil, pues si bien ambos rechazan el individualismo del liberalismo clásico (Marx llamó "robinsonadas", abstracciones absurdas que entienden "pactos sociales" o "intercambios" apartir de individuos aislados), los dos (marxismo y populismo) difieren en caracterizar bien quién es el sujeto de la historia y más aún, a quien hay que apelar para impulsar procesos de transformación social: a la clase social de los trabajadores (proletariado) o al "pueblo". Exactamente qué se entiende por "pueblo", quiénes son del pueblo, cuál es su composición social, etc son preguntas que se han hecho durante muchas décadas diferentes teóricos de las ciencias sociales.

Dentro de la rica y prolífera tradición marxista, que va desde la obra clásica de Marx y Engels de mediados del siglo XIX hasta la actualidad, la categoría "pueblo" ha sido sujeta a grandes debates teóricos. Marx y Engels nunca usaron la categoría "pueblo" para caracterizar a la sociedad civil (o sociedad burgusa), pero si dijeron que la "anatomía" de esta había que buscarla en la economia política, donde las clases sociales se estructuran a partir de la división social del trabajo, tesis que comparten con Adam Smith y David Ricardo. Algunos marxistas piensan que la categoría "pueblo" oculta la estructuración clasista de la sociedad y esconde los antagonismos de clase presentando a la sociedad como un todo unificado. De ahí que haya ciertos marxistas, sobre todo de tradición trotskista, que tengan un rechazo visceral a la idea de "pueblo" (y a la idea de "frentes populares"). Algunos anarco-comunistas también tienen este rechazo visceral a la categoría de pueblo, porque piensan que pueblo es una categoría que supone un estado-nación, y justo lo que ellos quieren hacer es destruír la idea de estado para reivindicar una idea de una libertad absoluta en una sociedad sin clases, sin gobierno y sin dioses.

Otros marxistas, en cambio, han tenido una idea de identificar "pueblo" con "clase trabajadora". Pero en esta postura se asume que clase trabajadora (o clase obrera) es una categoría que está en un nivel de abstracción económico-estructural, mientras que pueblo, al ser una categoría identitaria, sería una categoría "super-estructural". Posturas de este tipo hablan de "frentes populares", donde se hace una exaltación de "valores patrióticos" para unificar a la clase trabajadora en su lucha de clases contra los opresores. Esto fue llevando a los marxistas clásicos a discutir apasionadamente sobre lo que llamaron "la cuestión nacional". Stalin (el dictador soviético) no fue un gran teórico, pero lo poco de interés que trabajó fue relacionado a relación entre "clase social" y "nación". Sus trabajos muestran que él estaba muy interesado en mostrar cómo se puede construir una "consciencia de clase" tomando en serio elementos nacionalistas, patrióticos. Él se interesó en este tema en plena época bélica, en medio de dos guerras mundiales. Ya en la lucha desesperada de estalingrado, ante el avance de Hitler, desató una campaña para exaltar en el pueblo soviético ruso valores patrióticos de defensa de la "madre rusia", de continuidad de la grandeza de los zares (como Iván el terrible) etc para aniquilar a los enemigos del pueblo y de los trabajadores ruso en una lucha de clases que en esa época se solía llamar "guerra de clases". Al final el ejército rojo fue quien derrotó al ejército nazi, forzando a Hitler a cometer suicidio. De esta época vienen muchas canciones que formaron parte del folklore soviético durante muchas décadas (como "katyusha"). El punto principal aquí es simplemente mostrar que la relación "clase trabajadora"-"pueblo" ha sido un tema de interés teórico y práctico.

Los maoístas, que en cierto sentido comparten un núcleo "marxista-leninista" con los estalinistas, también tendíeron a identificar a la clase social trabajadora con pueblo, de tal modo que muchas veces los maoístas más que hablar de "proletariado" o "clase trabajadora" o "clase obrera" hablan de "pueblo" a secas. Los maoístas, al igual que los narodnikis, tendían a idealizar al pueblo, teniéndo actitudes místicas de considerar al pueblo como una especie de Dios. La siguiente cita de un discurso de Mao lo confirma:

Image result for pueblo china mao"Hay una antigua fábula china llamada "El Viejo Tonto que removió las montañas". Cuenta que hace mucho tiempo vivía en el Norte de China un anciano conocido como el Viejo Tonto de las montañas del Norte. Su casa miraba al Sur, y frente a ella, obstruyendo el paso, se alzaban dos grandes montañas: Taijang y Wangwu. El Viejo Tonto decidió llevar a sus hijos a remover con azadones las dos montañas. Otro anciano, conocido como el Viejo Sabio, los vio y, riéndose, les dijo: "¡Qué tontería! Es absolutamente imposible que vosotros, siendo tan pocos, logréis remover montañas tan grandes." El Viejo Tonto respondió: "Después que yo muera, seguirán mis hijos; cuando ellos mueran, quedarán mis nietos, y luego sus hijos y los hijos de sus hijos, y así indefinidamente. Aunque son muy altas, estas montañas no crecen y con cada pedazo que les sacamos se hacen más pequeñas. ¿Por qué no vamos a poder removerlas?" Después de refutar la errónea idea del Viejo Sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas ambas montañas. Hoy, sobre el pueblo chino pesan también dos grandes montañas, una se llama imperialismo y la otra, feudalismo. El Partido Comunista de China hace tiempo que decidió eliminarlas. Debemos perseverar en nuestra decisión y trabajar sin cesar; también conmoveremos a Dios. Nuestro Dios no es otro que las masas populares de China. Si ellas se alzan y cavan junto con nosotros, ¿por qué no vamos a poder eliminar esas montañas?"

Problemas parecidos sobre la relación "pueblo"-"clase trabajadora" fueron tratado en América Latina. El Ché Guevara, en la misma línea que los estalinistas y maoístas, pensaba que al pueblo había que despertarlo para que sea consciente de su opresión, para que motivado por la rabia y guiado por la teoría revolucionaria, pueda organizar ejércitos populares que busquen tomar el poder mediante las estrategias y tácticas guerrilleras (el llamado "foquismo" que enfatiza más en la voluntad y heroicidad de los combatientes que en el análisis de las condiciones objetivas concretas). Para Guevara los revolucionarios tienen que "encarnar" la voluntad del pueblo, vivir como el pueblo y ser pueblo. El "fervor revolucionario" del Ché era tan grande que él, durante el tiempo que trabajó como ministro en la Cuba de Fidel, se levantaba todas las madrugadas a cortar caña con el machete. Para no olvidar lo que es ser pueblo. Nuevamente aquí "clase trabajadora" y "pueblo" se usa de manera indistinta.

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En Chile, Salvador Allende tuvo un lema con el cual logró la victoria electoral: "el pueblo unido jamás será vencido"

Prácticamente toda la tradición marxista del siglo XX estableció conexiones más o menos implicitas entre clase trabajadora y pueblo. Quizá con la excepción de los trotkistas que siempre han tenido problemas con los discursos "nacional-populares" y que en su lugar reivindican un discurso "de clase" enfatizando, sobre todo en la "independencia de la clase obrera". Esto apesar de que los discursos de clase no necesariamente sirvan para construír hegemonía dentro de la población de un país. El trotkismo casi siempre se ha concentrado en conscientizar a obreros de fábrica, así como a estudiantes "hijos de la clase trabajadora". Pero no tendieron a realizar trabajo entre los campesinos como si lo hicieron los maoistas y los guevarias, o en plantear estrategias y tácticas de "frente-popular" donde establescan alianzas estratégicas con la pequeña burguesía y la burguesía progresista. Quizá por eso los trotskismos latinoamericanos casi nunca han defendido proyectos "populistas" como los de los Kirchner en Argentina, Lula en Brasil, Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafa Correa en Ecuador o ahora recientemente López Obrador en México. Para los trotskistas la categoría pueblo siempre ha sido una quimera y las vías "nacional-populares" simplemente les parecen inaceptables porque no tienen un discurso de clase. Sin embargo el costo ha sido el aislamiento político de la mayor parte de la población, la falta de fuerza política para lograr revertir la imposición de reformas neoliberales y luego la irrelevancia política: la alta burguesía no los ve como enemigos.

Hoy día los discursos "de clase" parecen muy poco estratégicos para llegar a la mayor parte de la población. El punto principal, en todo caso, es que se requiere de plantear la construcción de una hegemonía, donde la categoría pueblo vuelva a estar en el centro de los debates teórico-prácticos de los marxistas del siglo XXI. En mi siguiente post hablaré de un proyecto que me parece muy atractivo y que viene a enriquecer el tratamiento crítico sobre el tema del populismo: la obra de Ernesto Laclau.