martes, 11 de junio de 2019

¿Qué tanto cambiará la situación de los migrantes centroamericanos con el acuerdo AMLO-Trump?

Me parece que era muy difícil mantener la posición de dejar pasar a los inmigrantes y no deportarlos pues se trataba de una situación legal irregular e insostenible en el largo plazo dado el cierre de fronteras impulsado por Donald Trump en Estados Unidos. Tarde o temprano se iba a generar un problema para México, a pesar de que México no es el responsable de esta migración pues ni es país destino de la migración, y ni ha contribuído a desquiciar las economías centroamericanas (o a desestabilizar gobiernos) como si lo ha hecho el gobierno de Estados Unidos durante décadas. Pero lamentablemente hay consecuencias no deseadas también para nuestro país que se tienen que evaluar y asumir para solucionarlas.

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Este cierre de fronteras de Trump lo que hizo fue crear cuellos de botella en la frontera norte mexicana donde se fueron aglomerando centenares de miles de inmigrantes procedentes de diferentes partes del mundo, la mayoría centroamericanos. ¿Qué hacer con los inmigrantes? Lo más razonable sería que los Estados Unidos los dejasen pasar y se hicieran cargo de ellos. Pero esto no va a pasar. No ha ocurrido ni con Clinton, Bush ni Obama quienes han perseguido y deportado masivamente a los migrantes en su país. Menos aún ante Trump. Parece que lo razonable simplemente no tiene posibilidad alguna dentro de las administraciones norteamericanas, y menos aún ahora dado el comportamiento imprevisible y los golpes de mano de Trump.

Las acciones de Trump han generado un problema para México: ¿Qué hacer con los inmigrantes centroamericanos que no pueden cruzar hacia los Estados Unidos? Es un tema muy complejo porque la mayoría de los centroamericanos no quieren quedarse en México. Ellos sólo están de paso. Además hay poco que ofrecerles, dado que México es un país pobre, con una economía devastada por décadas de aplicación de políticas neoliberales y con lugares donde la violencia es extrema (igual o peor que en centroamérica). ¿Qué hacer? Este problema no puede resolverse fácilmente. En todo caso lo que se requiere es una solución integral e internacional que rebasa al gobierno mexicano. Se requiere algo equivalente a un plan Marshall para echar a andar las economías centroamericanas (incluída la del sureste mexicano) para así disminuir las fuerzas centrífugas que expulsan a la población pues lo que hay de fondo es que huyen de la pobreza, el desempleo y la consecuente descomposición social. Es evidente que se requiere de impulsar el crecimiento y el desarrollo económico en esas regiones. Esta parte es de lo poco rescatable del acuerdo AMLO-Trump, quien ha reconocido la necesidad de desarrollar proyectos que impulsen el crecimiento económico en la región.

Por otro lado, la situación de los migrantes centroamericanos ha sido deplorable desde hace décadas. Esto no es nada nuevo (aunque parece que hay intelectuales que apenas se dan cuenta de ello). Los migrantes centroamericanos han tenido un viaje infernal, dantesco, en México. A muchos migrantes los han estado robando, extorcionando, violando, asesinando, secuestrando y desapareciendo en fosas comunes en México. En los sexenios anteriores (encabezados por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto) los zetas generaron violencia extrema contra mexicanos e inmigrantes en diversas partes del país. Así que cualquier cosa que digan los gobiernantes y simpatizantes del PRI, PAN y PRD sobre la supuesta falta de compromiso del gobierno de AMLO con los derechos humanos es pura y llana hipocresía. Esos gobiernos nunca se preocuparon por los derechos humanos de los centroamericanos. Hoy lo único que hacen es sacar tajada política de esta sensible situación. Es una verguenza.

Con los acuerdos AMLO-Trump la situación infernal de los migrantes centroamericanos no va a cambiar mucho. Quizá lo único que va a cambiar es que los narcos mexicanos tendrán menos presas en el territorio nacional y que los cuellos de botella que ya hay en ciudades mexicanas fronterizas (donde se concentran grandes cantidades de migrantes) se trasladen a Guatemala en el mediano y largo plazo. Pero se trata de unos acuerdos que ni mejoran ni empeoran la situación global, general, de los migrantes centroamericanos. Aunque haya cambios concretos específicos: Los que se quedarán en Guatemala (ante la barrera militarizada que levantará la Guardia Nacional en la frontera sur mexicana) evitarán el infierno mexicano ya vivían a su paso, y muy probablemente sufran de otro infierno (aún incierto, aún indeterminado) en la frontera sur.

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