Desde estas lejas tierras
miro con mucha ilusión y esperanza las enormes movilizaciones
estudiantiles que ahora tienen lugar en mi México lindo y querido.
Los jóvenes ahora han despertado, y luchan con muchísima pasión y
coraje por un mejor porvenir. Son concientes de las enormes
implicaciones históricas desastrozas de
la eventual victoria del PRI en las elecciones presidenciales
mexicanas (a celebrarse el próximo 1 de Julio). La indignación de
décadas de represión priísta, de cinísmo, perversión y avaricia que se personifica en el
ignorante candidato Enrique Peña
Nieto ha lanzado a las calles a miles y miles de jóvenes que buscan
evitar un ENORME RETROCESO EN LA HISTORIA para
aquel país ahora azotado por la violencia exacerbada generada por la
irresponsable y estúpida “guerra contra el narcotráfico”
iniciada por el espurio presidente Felipe Calderón, así como por
estragos en la economía (estanciamiento económico, desempleo,
caída en los salarios reales) producto de décadas de imposición de
políticas económicas y reformas neoliberales que en nada
han beneficiado al país.
A
estos miles y miles de jóvenes valerosos, inteligentes y soñadores
van dirigidas las siguientes líneas que enfatizan sobre asuntos
críticos del movimiento #yosoy132 del cual yo me
asumo como parte desde estas lejas tierras. Es fundamental atender el asunto de las
elecciones, pero más importante aún es pensar en el escenario
post-electoral que se viene.
Desde acá decimos ¡Aunque estamos lejos no estamos pendejos! ¡Por eso hay que ponernos las pilas chavos!
I. Sobre el corto
plazo ¿qué hacer en caso de fraude?
Como
decimos en México, la neta la neta yo creo que es muy
probable que los poderes fácticos vayan a impulsar otra vez un puto
fraude contra la voluntad popular mexicana, tal y como hicieron en
2006, para imponer al candidato de las élites conservadoras de
México: Enrique Peña Nieto. Esto, evidentemente generará muchísima
polarización social. Recordemos una cosa central: ¡Los poderes
fácticos están enfermos y obsesionados por el control del poder, y
ellos están dispuestos a hacer todo lo que sea para defender sus
intereses! ¡Su asquerosa avaricia los hace capaces de hacer
cualquier cosa con tal de mantener sus privilegios y con ello evitar la transformación! ¡Décadas de
experiencia nos han mostrado que los de arriba, el mal
gobierno, el 1% que nos domina y nos explota poco o nada les interesa
respetar la voluntad popular. Sabemos que estos canallas son
cínicos, y además sabemos que ellos tienen el maldito vicio de
la imposición. ¡El PRI, como expresión fascista que en realidad es, es lo
único que sabe hacer en estos casos con tal de mantener el control!
Ante
esto me parece que el movimiento #yosoy132 debe tener lista
una estrategia a seguir: ¿Qué se va a hacer en este caso? ¿Una
huelga general? ¿El impulso de la desobediencia civil pacífica
llevada a nivel nacional? ¿Protestar sólo por un rato y después
dejar pasar la imposición tal y como hizo el moderado y tibio Andrés
Manuel López Obrador en 2006? ¿Nada?
Yo creo que este es el
escenario de corto plazo más probable en México, y si este no es
atendido con todo lo que ello implica, de poco servirán las
discusiones de largo plazo que se estén planteando desde ahora sobre
cuál es el México que soñamos, ese México lindo que tanto
añoramos construir...
II. El riesgo de que
#yosoy132 sea efímero dada la
composición de su base social
Me parece que el
movimiento #yosoy132 por ser esencialmente de base
estudiantil se enfrenta a una
severa limitación: depende muchísimo de los tiempos burocráticos
escolares para aglutinar a las bases sociales que constituyen tanto
el motor que le dan dinamismo al movimiento, así como los
espacios organizativos que le dan conciencia.
Así,
los riesgos de que este movimiento se vuelva efímero por falta de un
cuerpo y de cabeza, de motor y conciencia que sobre todo sean permanentes son muy grandes. ¿Cómo contrarrestar
este caracter potencialmente efímero del movimiento?
Se
me ocurren dos vías que son distintas, pero que no son
contrapuestas, y que si hay suficiente fuerza social pueden ser
impulsadas de manera paralela, pues ambas vías son complementarias:
a) La
constitución de uno o varios sindicatos nacionales de
estudiantes. Esto ocurre en el país sudamericano que ha iniciado
una enorme movilización estudiantil en favor de una educación
pública y gratuita desde hace varios años, que décadas de salvaje neoliberalismo han
desmantelado, mirando más la educación como una puta mercancía que como
un derecho: Chile. En este país andino existe la Confederación
de Estudiantes de Chile, que a diferencia de México, tiene a sus
estudiantes organizados de manera nacional, masiva y permanente. Esta
poderosa organización estudiantil no divide entre escuelas
públicas y privadas. Y tiene delegados estudiantiles de todo el país,
mismos que son elegidos de manera democrática. Camila Vallejo es una
representación (por demás hermosa, pero más hermosa por sus
ideales y su práctica política coherente, honesta y consecuente),
que el año pasado (2011), debatió con gran nivel teórico ante los
medios los argumentos falaces que repetían como loros los paladines del
neoliberalismo, herederos directos de la dictadura del infame Augusto
Pinochet y del pensamiento económico ortodoxo decadente (y en mucho
también responsable de la actual crisis económica mundial): el
tristemente galardonado con el Premio Nobel de Economía de 1976:
Milton Friedman.
El
movimiento estudiantil chileno además fue capaz de impulsar una
huelga general junto con la clase obrera de aquel país, y con ello, poner
a temblar a los oligarcas que dominan aquellas hermosas tierras. Su lucha por la consecución de la educación pública y gratuita ha avanzado mucho desde entonces. Incluso su enorme fuerza han hecho renunciar a varios miembros del gabinete del gobierno conservador de Piñera.
Si el
movimiento #yosoy132 es capaz de levantar una organización
estudiantil plural, nacional y permanente, como en Chile, se habrá
constituido como un sujeto social capaz de hacer historia, capaz de asumir
las tareas titánicas que vendrán después de las elecciones presidenciales de México,
independientemente del candidato que logre la victoria electoral el próximo 1 de Julio.
b) La
otra vía de lograr evitar que el movimiento #yosoy132 se
desgaste y termine siendo presa de un momento de reflujo y que lo
haga efímero, es salir de las universidades, de las
preparatorias, de las escuelas y llegar a los barrios, a las colonias
populares, para ligarse directamente con los trabajadores, las amas
de casa, los desempleados, los jóvenes que no pueden estudiar ni
trabajar, los pequeños comerciantes, etc. Si esto es posible, se
lograría ampliar las bases sociales que constituyen este
movimiento y se habrá logrado dar un paso insólito en la
historia de México, al menos desde la segunda mitad del siglo XX: el
movimiento estudiantil masivo conectado con el resto de la población
mexicana que constituye todos los sectores subalternos que son explotados día a día por el capital, los
que realmente están en el abajo social, que son parte muy importante de ese 99% del que formamos parte casi todos.
Para
lograr esta tarea, me parece que se puede tomar como punto de
referencia al 15-M de España, retomar de su intensa, rica y compleja
experiencia en los barrios, de construcción de lo común, de
okupación de grandes fábricas y bodegas abandonadas, de autogestión, de integración de los vecinos que
reivindique la vida política en los barrios, que en México se
traduciría en la lucha en las calles contra toda forma de
clientelismo político-electoral que en gran medida beneficia a los
actuales partidos políticos decadentes que constituyen tanto el PRI,
PAN y PRD.
Se
pueden retomar los elementos de la #spanishrevolution que
sirvan para adaptarlos a las particularidades propias de las ciudades
de México, para con ello lograr conformar una vía autogestionaria
y de apoyo mutuo que seguramente en México se articularía con
las ricas e interesantes experiencias previas de autoorganización
vecinal, de movimiento urbano-popular, ya sea por la experiencia
acumulada de décadas de lucha por acceso a la vivienda (muchas de ellas realizadas durante las décadas de los setenta y ochenta), así como de
respuesta ciudadana espontánea y eficáz que hizo frente a la
destrucción de gran parte de la Ciudad de México la vez que ocurrió
el lamentable terremoto del 1985, donde los ciudadanos rebasaron al
gobierno priísta, que incluso robó mucho del apoyo
internacional que entonces se envió solidariamente a los habitantes
de México. El pueblo de México ha probado ser suficientemente capaz
para salvarse así mismo de los escombros, de las ruinas. Yo creo que
es posible levantar asambleas de barrios en las ciudades para que el
pueblo de México se autoorganice y luche por su emancipación.
Si
bien no necesariamente se pueden desarrollar “asambleas de barrios”
en las ciudades de México tal y como ocurren en Madrid y Barcelona, quizá en México se puedan formar experiencias parecidas de poder popular. Los puntos centrales a retomar de las experiencias españolas es que las asambleas de barrios han probado ser herramientas muy eficasez para detener desalojos
de casas-habitación que los banqueros impulsan en complicidad con el
gobierno español, que van en perjuicio de los trabajadores españoles y migrantes (que a pesar de sufrir el deshaucio ¡Tienen que seguir pagando sus deudas con todo e interéses!), así como detener numerosas redadas racistas que los policías españoles suelen hacer (de manera ilegal), donde piden documentación a personas con apariencia no europea (en su mayoría africanos y latinoamericanos, pero también asiáticos), y si estos son "ilegales" por no llevar la documentación en regla los confinan a Centros de Internamiento para
Extranjeros donde los maltratan y les violan sus derechos humanos
para después deportarlos a sus países de origen. Estas asambleas
han logrado construir un auténtico poder popular que ha logrado hacer frente al menos a esos dos grandes retos (desalojos de vivienda y redadas racistas).
Quizá
se puedan impulsar “asambleas regionales” en las ciudades de
México, quizá una por cada punto cardinal de las ciudades (norte,
sur, este y oeste), que ya no tengan como base social principal sólo
a los estudiantes (que, recordemos, aún no están organizados de
manera permanente), sino que busque integrar a los múltiples
habitantes de la región, con independencia de su condición social:
trabajadores asalariados, desempleados, pequeños empresarios,
estudiantes, en suma, todos aquellos sectores golpeados por los malos
gobiernos, por el llamado “1%” que nos oprime y explota al
restante 99%). Así quizá se irían visibilizando los trabajos que
seguramente muchas organizaciones sociales ya hacen desde hace mucho
tiempo en las ciudades, y con ello, se fortalezcan las luchas
reivindicativas y autogestivas que ya existen en las ciudades del
inmenso México.
Si
esto es posible, me parece que se lograría garantizar que el
movimiento #yosoy132 se vuelva más horizontal,
autogestionario y sobre todo permanente,
tal y como ocurre en las asambleas de barrios del 15-M de Madrid,
Barcelona y otras ciudades y pueblos de España. Así habría más
capacidad organizativa para enfrentar las importantísimas tareas que
son necesarias impulsar en el mediano y largo plazo para lograr la
transformación social.
Me
parece que esto incluso sería lo más parecido a la formación de
autonomías, que se
rigen bajo el mandar obedeciendo
y el caminar preguntando de
los zapatistas, sólo que ahora esto estaría adaptado a las
circunstancias específicas de las ciudades mexicanas y ya no sólo
limitándose a su localización geográfica en zonas rurales bajo
cosmovisiones indígenas (que desgraciadamente no están
generalizadas en el conjunto de la población mestiza mexicana).
Lo
más realista, dadas las condiciones concretas de la ciudad de México
es que se tienda en el corto plazo inmediatamente
post-electoral al desarrollo
sólo de la opción a): la construcción de sindicatos
nacionales de estudiantes. Esto
es así porque si bien hay muchísima simpatía ciudadana por el
movimiento #yosoy132, aún no se ha logrado integrar de manera
masiva y activa a estos sectores no-estudiantiles para que formen
parte de la organización, la toma de decisiones y de la movilización
de ese movimiento que a todos los habitantes del mundo nos generan
esperanzas e ilusiones. Hasta ahora la conciencia y motor del
movimiento #yosoy132 siguen siendo los estudiantes...
Pero no por ello la posibilidad de llevar el movimiento a los barrios es algo que deba desecharse.
III.
Sobre los objetivos del movimiento #yosoy132 en diversos
plazos temporales
Me
parece que los objetivos del movimiento en el corto, cortísimo
plazo son claros:
a)
evitar el regreso del PRI al gobierno federal que se puede dar mediante la victoria electoral de su candidato Enrique Peña Nieto, y
b)
luchar contra los monopolios de los medios masivos de comunicación:
Televisa y Tv Azteca
Estos
dos objetivos deben mantenerse en las próximas semanas, sin importar
las adversidades que se avecinan, sin importar que el PRI haga todas
las acciones bárbaras y anacrónicas que crean necesarias
para mantener su poder. ¡No hay que desistir compañeros! ¡No hay
que caer en las provocaciones! ¡Los violentos y salvajes son ellos, no
nosotros! ¡Nosotros somos civilizados y humanos, ellos son los
PRImates!
Me
parece que en el mediano y largo plazo se buscan cosas muy similares
que en el 15-M, occupy wall street
y el movimiento popular y democrático de Grecia (SYRIZA):
1)
evitar más reformas neoliberales e incluso, echar atrás las que ya
se han aplicado hasta ahora que han empobrecido a los pueblos del
mundo,
2)
reivindicar derechos ciudadanos mínimos que todo Estado
debe garantizar (como el derecho
a la salud, a la vivienda, al trabajo, a la educación, etc.), y
3)
la construcción de estructuras organizativas ciudadanas,
independientes del Estado y de los partidos políticos. (Negri
le llama a esto “contra-poder”, Gramsci le llama “desarrollo de
la sociedad civil”, los anarquistas le llaman a esto “autogestión”
y “apoyo mutuo”).
Me
parece que la discusión sobre temas concretos que ahora tienen lugar
en las asambleas universitarias del #yosoy132 que se dan sobre
economía, ciencia, política, democracia, etc. puede y sobre todo
debe devenir en la
formación de un pliego petitorio que sirva para lograr la
realización de los puntos 1 y 2 arriba señalados: evitar más
reformas y políticas económicas neoliberales que tienen
consecuencias populares desastrozas. En el fondo estas luchas
buscarían reformas sociales radicales (entendiendo por radical lo que ya ha dicho Marx en el siglo XIX y que recientemente la hermosa Camila Vallejo nos recordó en su estadía en México: radical es ir a la RAÍZ del problema). "Reformas radicales" son reformas de fondo pues, que marquen un antes y un después en el devenir histórico y sirvan para resolver de manera contundente problemas sociales específicos.
Creo
que se puede complementar este trabajo de impulso de reformas con el
desarrollo del punto 3: la construcción del contra-poder
en la ciudad de México (esas
estructuras ciudadanas independientes del gobierno mexicano tanto
federal como local que busque atender las demandas sociales a las
cuales el Estado capitalista y neoliberal ya ha dado la espalda).
Finalmente termino este escrito señalando cuatro puntos que nos pueden servir de orientación considerando más grande aún el largo plazo. Se trata de algo así como una
nueva imagen de utopía social que ya se va construyendo en los
hechos desde ahora, en el caminar cotidiano de la gente que lucha, por ejemplo, del 15-M:
una
sociedad transmoderna (que favorezca la pluralidad en vez de la
homogeneidad, respete lo diverso, fomente el aprendizaje mutuo,
anteponga el bienestar común en vez del “ego”, del “yo” del
individualismo, en vez de "la razón" (como algo verdadero universal, absoluto y eterno) se habla de "razones" (contextuales, relativas a contextos concretos, abiertas a modificación, no dogmáticas)
una
sociedad post-colonialista (que rompa con toda forma de racismo,
discriminación étnica y xenofóbia, así como de dominanción
económica neo-colonial)
una
sociedad socialista autogestionada (que rompa con la explotación del
hombre por el hombre, la cosificación y mercantilización de toda la humanidad y la naturaleza, donde lo único que importa es acumulación de dinero, el monopolio en la propiedad de los medios producción, para sustituir todo esto en favor de una economía solidaria, que gestiona los medios de producción con base en cooperativas y trabajo voluntario, y donde los intercambios de valores de uso no son mediados
por el dinero de tipo capitalista, todo esto sin caer en los
totalitarismos de la URSS y de la otrora Europa del Este)
una
sociedad eco-feminista (donde ya no haya machismo, patriarcado, y se
pase a una sociedad de depredación ambiental
a una civilización
ecológicamente sustentable, lo cual supone la
redistribución
de la riqueza en vez de creer ingenuamente que el “crecimiento económico” será eterno y que además nos beneficiará a todos). El crecimiento económico no puede ser eterno en un mundo con recursos naturales
finitos, además de que en la sociedad actual
los beneficios del crecimiento económico tienden a concentrarse en unas cuantas manos de acaudalados empresarios y políticos.
El
debate está abierto y justo ahora es cuando se requiere de dar
discusiones de fondo para dar sentido histórico al formidable
movimiento que ahora se levanta como un gran titán en México, que
marcha de la mano con otros grandes titanes que también se
manifiestan en España, Grecia, Chile y muchos otros países del
planeta. ¡La transformación global es posible!
Saludos
solidarios
Josafat