viernes, 24 de mayo de 2019

Algunas notas sobre Michael Sandel y su crítica a la mercantilización de la sociedad

I. 
En estos años he tenido la oportunidad de leer y ver de manera presencial algunas conferencias de muchos de los principales referentes de los temas que trabajo en filosofía de la economía y economía del comportamiento (Behavioral Economics): Gerd Gigerenzer, Samuel Bowls, Tony Lawson, Mary Morgan, Uskali Mäki, así como del Premio Nobel de Economía George Akerloff. Hoy tuve la oportunidad de ver en vivo a Michael Sandel en la Universidad Complutense de Madrid, a quien hemos leído y discutido con mucho interés en nuestro Seminario de Filosofía de la Economía de la UNAM

Sandel recibió algunas distinciones por su destacada trayectoria y luego dió una charla sobre su libro "Lo que el dinero no puede comprar" donde expone sus puntos de vista sobre la mercantilización de la sociedad. Sandel hizo que el público participara constantemente en el diálogo lo cual me hizo recordar que la filosofía debería verse como una actividad esencial mente colectiva, basada en el diálogo socratico, basado en razones, una actividad esencialmente dialéctica pues. Realmente me impresionó el manejo que Sandel tiene del público, el cual tuvo en todo momento una participación activa en la charla (o más bien diálogo) que duró poco más de 2 horas. Las maneras en que logró que el público se involucrara y participara en los diálogos fue introduciendo el tema principal de su libro: la mercantilización de la sociedad y los problemas filosóficos que ello involucra. Puso ejemplos concretos que involucran la transacción de bienes que no suelen ser temas económicos, pide votar a favor o en contra de cada posición (¿se está en favor de la mercantilización de ese bien?) y luego pide a algunos de los asistentes que argumenten por qué están en favor o en contra de cada caso lo cual habríó debates muy interesantes.



Los ejemplos sobre los que se trataron fueron los rinocerontes en peligro de extinción, la actitud de los pueblos europeos hacia los refugiados, el pago de servicios ambientales para reducir la contaminación y el embarazo subrogado. En el primer caso se dijo que si se estaba en favor o en contra de que aumentara el costo para ir a cazar rinocerontes en peligro de extinción con el objeto de recaudar fondos para usarlos en favor de proteger a las especies en peligro de extinción. En el segundo caso se habló sobre el caso de un pueblo pequeño de Suiza que decidió en una asamblea no acoger refugiados y pagar una multa por ello. En el tercer caso se discutió sobre si se estaba en favor de que aumentaran las multas a empresas por la contaminación emitida (sin prohibir ni imponer nada) y que se les pagara a los países de tercer mundo porque estos aceptaran tener ciertas empresas que hacen actividades altamente contaminantes (que acepten un pago por dejar contaminar sus países pues). En el último caso la discusión versó sobre si se debería permitir que haya mujeres que presten su vientre a otras parejas que no pueden tener hijos y que al cabo del parto se entregue el bebé a la pareja que pagó por el servicio de tener un bebé.



Todos los casos generaban una división en las opiniones del público. De fondo, me parece, se estaba apelando a las intuiciones que tenemos sobre qué es justo  y qué no es justo. Y mucho de ello tiene que ver con nuestra propia postura con respecto a la mercantilización. Todos los ejemplos iban en la dirección de mostrar que en nuestra manera de razonar, hay elementos que vuelven problemático pensar en términos económicos dimensiones de la sociedad que no se suelen poner en esos términos. En este ejercicio, nos dice Sandel, se muestra que el mercado (en la época del neoliberalismo) tiende a mercantilizarlo todo, y con ello, nuestra sociedad tiende a convertirse en una sociedad de mercado. Esto es, las normas sociales tienden a alterarse y a sustituirse por normas de mercado (que en términos técnicos se llama "efecto desplazamiento", crowding out). Según Sandel, el efecto desplazamiento involucra una sustitución de un razonamiento basado en normas sociales y morales por un razonamiento basado en el mercado. Esta mercantilización, según Sandel, debería de preocuparnos por varias razones. Dos de ellas son las siguientes: 



1) La mercantilización tiende a perpetuar la desigualdad y la inequitad, pues tanto los derechos como las obligaciones tienden a tener un precio de tal forma que sólo los que tienen más dinero pueden tener acceso ciertos bienes y a tener ciertos derechos. 



2) las normas morales que tienden a generar un sentido de pertinencia a una comunidad tienden a desquebrajarse y con ello tienden a generar un problema de corrupción y de degradación moral. 



Sandel considera que si bien los mercados pueden ser una buena herramienta para organizar la producción y distribución de mercancías, estos deberían tener límites morales. Gran parte de la frustración y coraje que hoy existe en la sociedad contemporánea, nos dice Sandel, tiene que ver con la crisis del liberalismo y la tendencia hacia la mercantilización que ha tendido a generar una gran masa de gente desposeida que simplemente no puede tener derechos por carecer de dinero, tiende a generar corrupción pues se cree que todo tiene precio. La mercantilización de diferentes esferas pervierten y corrompen las reglas de interacción que hay entre los agentes. Por esa razón Sandel piensa que se tiene que pensar en organizar una nueva sociedad donde se regulen los mercados y se eviten los excesos de la mercantilización. 






II. 
Creo que uno de los principales méritos históricos de Sandel que es ha logrado posicionar una crítica ético-moral a los mercados capitalistas y la ha logrado difundir a gran escala. Se trata de una crítica "comunitarista" que ha tenido mucha resonancia debido a los tiempos de crisis del capitalismo neoliberal que lo tendieron a mercantilizar todo y con ello, generaron una terribe degradación social y moral... La manera en cómo articuló su discurso (tanto en las presentaciones en vivo, como en sus libros, así como en sus videos) es muy pedagógica y muestra que, en efecto, hay algo que está mal en la mercantilización. Él apela a algo que puede llamarse "intuiciones morales", una posición que recuerda al sentimentalismo de David Hume (sin ser peyorativos) o los "sentimientos morales" de Adam Smith.



Sin embargo, Sandel no explica por qué la mercantilización misma está mal. No elabora una posición explícita donde se critique o defienda la mercantilización. Da la impresion que Sandel simplemente está interesado en detectar las situaciones donde la mercantilización está mal, pero no es un crítico en sí mismo de la mercantilización. Y en esto, claramente hay una diferencia con Karl Marx y todos los seguidores de un "marxismo humanista" donde una de las principales críticas morales al capitalismo es que la mercantilización de fondo involucra deshumanización. Es decir, es una reducción ontológica de "lo humano" a lo meramente cósico-mercantil. Sandel, como no se quiere comprometer con criticar al capitalismo, no sugiere que en el desarrollo de las sociedades de mercado hay una DESHUMANIZACIÓN. 


Para seguir con el hilo argumental sobre su diferencia con Marx, Sandel a su vez parece asumir una distinción que los marxistas no aceptarían: economía de mercado y sociedad de mercado. La postura de Sandel parece no querer cuestionar lo primero (la economía de mercado) porque esta puede ser eficiente y, porque además no es su área de expertise (esa la estudian los economistas, no los filósofos). Pero se centra en lo segundo, que aborda bastante bien, pero que desde mi punto de vista supone una distinción que no se puede sostener: una separación entre "lo económico" y "lo social", como si lo económico no fuera social y lo social no fuera también económico. Hay argumentos que los antropólogos seguidores de Karl Polanyi (el enfoque substantivista) han elaborado bajo el concepto de "incrustación" (embedded), donde lo económico y lo socio-cultural son un todo inseparable. Los ejemplos que dan esos antropólogos van desde sociedades del pacífico que organizan sus prácticas económicas tomando en serio sus propias prácticas culturales (como la "economía del don" de Marcel Mauss), hasta casos históricos donde la sociedad feudal tenía prácticas económicas que estaban fuertemente articuladas también por comportamientos socioculturales. Es decir, Sandel parece asumir una separación entre "lo económico" y "lo social" que grandes pensadores sociales rechazarían: Weber (quien dio mucha importancia a los cambios de religión para la formación del ethos o espíritu del capitalismo), Durkheim (que pensaba que las normas sociales estructuraban todas las interacciones entre los agentes más allá del "interés propio"), Marx que pensaba que la producción-circulación eran un todo unificado basado en una "forma mercancía" (o forma-valor) que se despliega de diferentes maneras y que está acotado social e históricamente, así como otros autores como Bourdieu que considera que la economía ella misma tiene "estructuras sociales" que la articulan. Para Bourdieu y otros autores (por ejemplo economistas institucionalistas tipo Veblen y Hodgson) el comportamiento de los agentes siempre es algo que se estructura por medio de hábitos (o hábitus como Bourdieu le llama). 


El argumento sobre la "mercantilización" de Sandel parece requerir de establecer una seperación entre "lo económico" y "lo social" (lo cual es muy cuestionable), donde pareciera que su principal objetivo es mostrar los problemas que implica reducir lo social a lo económico, o puesto en otros términos, la invasión de lo económico (entendido este como un tipo de razonamiento) a otros terrenos sociales (que tienen otro tipo de razonamiento). Pero me parece que se puede plantear el problema de la mercantilización en otros términos, siguiendo a Marx, donde la mercantilización sería tratar a seres humanos (derechos y normas sociales) como si estas fueran mercancías que se compran y venden en el mercado. La antinomia o contradicción a asumir sería forma-mercancía vs forma-social (natural), o dicho en otros términos: la contradicción valor de uso-valor. 





Creo que la crítica de Marx a las sociedades de mercado va mucho más lejos que la crítica de Sandel, pues esta involucra también una crítica a la fetichización de las mercancías, esto es, tratar al dinero (y otras mercancías) como si fueran totems (o ídolos) a los cuales se les atribuye poderes mágicos y sobre los cuales los seres humanos se someten. En Marx, el desarrollo capitalista involucra una mercantilización donde se da una "profanación de lo sagrado", donde "lo sólido se desvanece en el aire", donde lo que es esencialmente histórico se naturaliza y se trata como si fuera algo absoluto y eterno, de tal modo que es verdad lo que dice Slavoj Zizek: es más fácil que la gente piende en el fin del mundo que en fin de la sociedad capitalista. La crítica de Marx a la mercantilización es más potente que la crítica de Sandel.

Pero no por ello Sandel carece de méritos. Yo pienso que uno de sus grandes méritos es que constribuye a criticar una idea muy arraigada entre los economistas: que todo problema social se puede arreglar con "incentivos". Por incentivos entiendo sistemas de premios y castigos, bonos y multas, con garrotes y zanahorias que tienden a generar ciertos reforzadores en un ambiente para motivar a que los agentes (seres humanos o animales) tengan un comportamiento previamente establecido. En inglés se usa la expresión feeding the monkey (alimentar al mono) para referirse a esto: si quieres que el mono baile, le das comida, si no quieres que salte lo castigas. Así el mono aprende a reconocer las señales y aprende qué hacer (y no hacer). Así funciona la domesticación. El problema es que ese mismo modelo se ha llevado al terreno de las políticas públicas.

Los gobiernos han llevado el tema de los incentivos y otras técnicas del conductismo al terreno de las políticas públicas. En gran medida, la escuela de Chicago, con Friedman y sobre todo con Gary Becker a la cabeza, popularizaron la idea de los incentivos al tratar temas como la criminalidad como un problema de incentivos: el agente decide o no robar en función de la utilidad esperada que él calcula. Y justo contra esa posición es que Sandel levanta su crítica. Sandel presenta argumentos muy sólidos donde muestra cómo los esquemas de "premios y castigos" tienden a pervertir las relaciones sociales entre las personas, pues se pasa de un "moral reasoning" a un "market reasoning", debido a que las personas sustituten las motivaciones de sus acciones: antes de la introducción de incentivos una persona puede hacer una acción determinada motivado por los usos y costumbres que hay en su comunidad. Luego de la introducción de los incentivos a la moral se le pone un precio, y se hacen ciertas acciones sólo si hay una recompensa monetaria de por medio. Por ejemplo, a un niño se le puede enseñar que leer es bueno y que deberia leer porque asi aprende más etc. Pero con los incentivos se le enseña que si lee le dan premios, entonces este puede adquirir un conportamiento oportunista donde lee cualquier cosa (de baja calidad), para poder acceder a los premios. Así se empieza a adquirir una racionalidad instrumental, donde leer se convierte en un medio y no en un fin en sí mismo. Lo que dice Sandel es que al final los instrumentos de los economistas no tienden a formar buenos ciudadanos, sino meros consumidores que se relacionan de manera mercantilizada con otras personas. Y en esa misma dirección va el trabajo de Samuel Bowles. Los paralelismos con la tesis del fetichismo de la mercancia de Marx son enormes. Aunque como hemos visto, Marx va mucho más lejos que Sandel. No por ello, creo, hay que menospreciar la obra de Sandel quien de hecho ha hecho un gran esfuerzo intelectual.

Quizá una línea de trabajo que pueda ser interesante es conectar el trabajo de Sandel con el trabajo que están haciendo ciertos "economistas del comportamiento" que abordan la racionalidad como algo también moralmente acotado, donde el sentido instintivo de justicia también juega un papel en la toma de decisiones económicas de los agentes.