viernes, 18 de octubre de 2019

La 4T y los hechos violentos en Culiacán Sinaloa

Lo que pasó ayer en Culiacán nos recuerda:
1) la magnitud del poder del cartel de Sinaloa. Tienen armas que en el momento del conflicto de ayer se mostraron mejores que las que tenía el ejército en ese momento, así como una gran base social y una capacidad de organización y de respuesta que hasta parecen mejores que la Guardia Nacional y el ejército. Son capaces de generar el caos y el pánico en una cuantas horas. Ese poder se construyó durante décadas de complicidades neoliberales.
2) que el gobierno no tiene el monopolio en el uso de la violencia y que incluso el cartel lo puede doblegar en contextos específicos. AMLO recibió el poder ejecutivo de un estado fallido en varios lugares del país (no lo ovidemos) y ayer vimos una inercia socioinstitucional del pasado que tuvo una erupción dramática y aterradora. El reto del gobierno actual (y de los ciudadanos) es romper esa inercia
3) que operativos dirigidos a detener capos no deben tener cabos sueltos. Es una verguenza que no hubiera la orden de aprehensión a tiempo y que no llegaran rápido refuerzos del ejército para repeler a los narcos (que de hecho tienen entrenamiento militar de élite).
4) Lo de ayer nos recuerda que hay gente mezquina que celebra el caos y la derrota del gobierno. Francamente no entiendo esas mentes enfermas que querian que se desatara el baño de sangre con tal de detener a un capo. Ya sabemos que hay mezquinos, como los reaccionarios PRI, PAN y PRD, que buscarán lucrar políticamente con la derrota de AMLO en Culiacán. Ello a pesar de que a ellos se les escapó el Chapo, recibieron sobornos de él y convirtieron al narco en un mega problema social.
5) urgen tres cosas: acelerar el proceso de legalización de la marihuana, que se detenga el flujo de armas de Estados Unidos a México y que Trump ya inicie medidas contundentes para reducir el consumo de droga en su país. En México el consumo de drogas también debe disminuir. Todo ello contribuye al proceso de valorización de las drogas y a la reproducción ampliada del capital-narco. Urge atacar por lo que más les duele: lo económico.
6) lo de ayer muestra que la militarización por si misma no es la solución. Pero tampoco quitarla de tajo. Si esto pasara el narco que ayer vimos en Culiacán tendría rienda suelta para masacrar a la población. Esto para decir que discursos burgueses abstractos del pacifismo son inviables pues no parten del reconocimiento de las condiciones materiales concretas que tenemos. La izquierda deberia dejar de reproducir discursos tipo Denisse Dresser y tener sus propias críticas. Lamentablemente el contexto actual hace necesaria el uso de la coersión. El punto es que esta sea realizada de manera más inteligente y estratégica. No las tonterias que vimos ayer.
7) La victoria militar del cartel de Sinaloa de ayer los va a envalentonar. Ahora vieron que son capaces de derrotar al gobierno federal. Y ahora se va a crear ya el mito-relato del continuador del Chapo. Nadie mejor que su hijo.
8) La derrota de Culiacán ya opaco la primera gran victoria de AMLO frente a los grandes empresarios (la cancelación del NAIM y el inicio de Santa Lucía)

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jueves, 17 de octubre de 2019

Adios al NAIM

Lo ideal es que no se construyeran más aeropuertos. Ni en Texcoco ni en Santa Lucía, porque ambos pueden promover más crecimiento urbano y con ello, más devastación ambiental. La CDMX deberia descentralizarse. Sin embargo, la situación real, lejos de lo ideal, es que vivimos en un capitalismo que genera inercias socioinstitucionales que condicionan la acción. Lamentablemente no elegimos las condiciones de partida para la practica. En este momento histórico concreto solo habían dos opciones: o bien construir el NAIM o Santa Lucía. La opción ideal de no construir ningún aeropuerto no era viable porque no había un sujeto social políticamente fuerte que fuera capaz de defender esa propuesta y que presentara una alternativa a ambos proyectos. En política decir no a algo es insuficiente, siempre se requiere decir si a otra opción. 

La opción NAIM además de ser profundamente corrupta tendría un enorme impacto ambiental: era un proyecto enorme que terminaría con lo poco que queda del lago de Texcoco. Además de que la construcción implicaba desposeer a los campesinos de Atenco de sus tierras. Simbólicamente el NAIM marcaría la continuidad del dominio de los empresarios-rentistas sobre el gobierno mexicano, tal y como ha sido durante las más de tres décadas y media que hemos tenido de neoliberalismo. 

La opción Santa Lucía, en cambio representa la victoria de un gobierno nacional-popular sobre una élite empresarial que hoy llora por un proyecto absurdo y derrotado (como Claudio X. González y sus innumerables amparos que ya no procedieron por los cambios dados en la SCJN). Se ganó una larga batalla por parte del actual gobierno de AMLO que la mayor parte del pueblo asume como suya. No olvidemos que ahora mismo AMLO es un significante vacío (como dice Ernesto Laclau) y la mayor parte del pueblo se ve reflejado en él, algo parecido al peronismo en Argentina. El ellos-élite, ajeno al nosotros-pueblo, lloran su primera gran derrota política y económica en décadas. Y esto ocurrió gracias a que el gobierno encabezado por AMLO tiene un fuerte componente popular.

Es verdad que Santa Lucía también tiene impacto ecológico (como cualquier proyecto llevado a la práctica, no olvidemos que toda producción genera residuos), pero este proyecto es mucho menor que el NAIM, ahora ya convertido en un lugar inundado de agua, con maleza y aves migratorias. Ojalá que se convierta pronto en un gran parque ecológico donde el ocio del pueblo, en vez de la acumulación del capital, ocupe aquellos espacios.

Podemos seguir siendo idealistas y darnos baños de pureza y de superioridad moral diciendo que ambos proyectos estaban mal (esta es la actitud Denisse Dresser). Pero también podemos ser más materialistas y reconocer el contexto histórico concreto que tenemos: las inercias autoorganizativas del capitalismo mundial y nacional, así como la correlación de fuerzas entre los diferentes sujetos sociales. 

Santa Lucía frente al NAIM es una opción más progresista porque atiende una problemática real de tráfico aéreo, evita la desposesión de tierras de los campesinos de Atenco y simbólicamente representa una victoria nacional-popular frente a los caprichosos altos empresarios-rentistas mexicanos. El gobierno federal claramente prefirió apoyar a los movimientos sociales (como los campesinos de Atenco) que a los altos empresarios y aquí se vió simbólicamente de qué lado está el gobierno.

Ahora ya nada más se requiere de que Texcoco se convierta en un parque ecológico y sea declarado patrimonio cultural de la humanidad para que no vengan más intentonas de construcción de aeropuertos que amenacen la tenencia de la tierra de los campesinos de Atenco y la ecología del lugar.

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lunes, 7 de octubre de 2019

Algunas observaciones sobre el tema de la inversión fija bruta en México

Estaba echándole un ojo rápido a los datos sobre inversión fija bruta: https://www.inegi.org.mx/temas/ifb/ hay varias cosas que comentar.
1) La inversión fija bruta tuvo una disminución importante en febrero de este año, cuando pasó de 111.0 a 103.1. Luego parece haberse estabilizado en valores que oscilan en 100. El último dato es que es de 102.1 (julio de 2019).
2) Los niveles de inversión entre el primer año del gobierno de Peña y el actual son parecidos. En 2012 fue de 103 y muy probablemente en 2019 sea un valor parecido. Esto muestra que hay continuidad del estancamiento. Sin embargo hay que decir que no se ha dado una caída tan fuerte en la inversión como fue en el 1995, cuando se dio una caída de la inversión fija bruta de 71 en 1994 a 45.6 en 1995. Una caída de 26 puntos. Pese a que es preocupante que no haya un aumento en la inversión, me parece que ahora en 2019 estamos muy lejos de una crisis. Esto lo digo por todos aquellos reaccionarios que pensaban que una vez llegado el populismo al poder, la economía mexicana se iba a desquiciar. Esto no ha ocurrido. A los economistas de derecha (los partidarios de la escuela de Chicago y los libertarianos) les gusta generar sensacionalismo y desinformación.
3) Es previsible que la inversión fija bruta vaya a aumentar cuando se empiecen las construcciones de los mega proyectos: Santa Lucía, las refinerías, la hidroeléctrica y el tren maya. Esto se va a ver reflejado en los datos. Habrá un incremento importante de la inversión.
4) Parece que la caída de la inversión fija bruta también se relaciona con la reducción del comercio internacional. La guerra comercial Estados Unidos China parece estar pasando facturas, y puede que los aranceles impuestos por Trump hayan disuadido a muchos inversionistas extranjeros de invertir en México. En particular, parece que el modelo de industrialización orientado a las exportaciones ya es obsoleto, inviable desde hace mucho tiempo y ahora ya destinado a desaparecer. El modelo de industrialización basado en las maquilas parece no ser viable.
5) En este contexto me parece relevante preguntar: si se dan las grandes inversiones públicas anunciadas, ¿Alcanzará para que México emprenda un proceso de crecimiento económico sostenido? Aquí se vuelve necesario retomar a Keynes y el efecto multiplicador: ¿Las inversiones públicas anunciadas generarán un efecto multiplicador en la economía mexicana? Para eso se requieren estudios que evalúen el impacto económico (social y ambiental) de las inversiones. Por otro lado, el tema de los incrementos salariales recientes ¿realmente ha contribuido a fortalecer el mercado interno? Esto es fundamental para impulsar la demanda agregada interna.
Finalmente, hay un tema de fondo que me parece crucial discutir. ¿Es deseable preocuparse tanto por el crecimiento económico en un contexto de crisis ecológica? Creo que es importante que también vayamos desfetichizando el discurso del crecimiento económico en un contexto de enorme contaminación y depredación ambiental. Entiendo que no es fácil romper teórica y prácticamente con el discurso del crecimiento (visto por muchos como una condición necesaria para el desarrollo), pero si pienso que dada la magnitud de la crisis ecológica mundial, es deseable pensar en una transición civilizatoria, donde lo que importe sea el bienestar: la buena vida (el florecimiento humano del que hablan Aristóteles, Marx, Sen y Boltvinik) y el buen vivir (el sumak kawsay, una herencia conceptual fundamental de los pueblos originarios de sudamérica). El crecimento económico infinito en un contexto de vulnerabilidad y de recursos finitos es inviable. Si pienso que los teóricos del decrecimiento económico deberían ser tomados más en serio en los debates económicos actuales. Quizá también habrá que preocuparse no sólo porque suba o aumente la inversión, sino el tipo de inversión que queremos como país. Hay que preguntarnos no sólo por la magnitud de la inversión, sino por su cualidad.